lunes, 9 de junio de 2008

Día XXII, el de la víspera

Escribir acerca de sueños es muy recurrente y poco original.

Voy a escribir acerca de sueños, pues.

Últimamente la efectividad de mi sueño se halla en horas muy bajas; la única ventaja es que al no entrar en fases de sueño profundo recuerdo todo cuanto sueño. Anoche decidí dejar mi cuaderno de notas junto a mí, acaso una visión un tanto pesimista del despertar.

Una hora y media dormida, 3 sueños anotados.

Del primero anoto torpemente un extracto de una entrevista que alguien realiza a dos personas
Entrevistador: ¿A qué se dedican ustedes?
Entrevistado A: Hacemos música.
Entrevistado B: A componer, lo cual nos separa de los que simplemente la hacen y nos sitúa muy por encima de ellos, aunque no sea mi postura preferida.

En el segundo una niña entona el tricotín, tricotrán (una tonadilla infantil), sustituyendo el tricotín por Satanás, el tricotán por Belzebú. Me he sentido algo perturbado al revisar la nota.

El tercero es el más torpe, y en él una señorita bien rolliza se me acerca se presenta ante mí con dos libros bajo el brazo: "Así habló Zaratrusta", de Nietzsche, y "On The Road", de Kerouac. A partir de ahí todo el diálogo es confuso, como no podía ser de otra manera.

Los tres son una mierda pinchada en un palo, pero seguiremos con el ejercicio a ver hasta donde nos llega, aunque, naturalmente, con cierta predilección por no recordar nada al despertar.

Jubiloso Silencio.

1 comentario:

Don Peperomio dijo...

Un mal día para el pez plátano...

Ha leido usted "Levantad, carpinteros, la viga del tejado"?

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