jueves, 29 de mayo de 2008

Día X, el del todo y sus partes.

No sé bien cómo ha llegado aquí, este libro. Al no ser un literato cultivado puedo permitirme el lujo de descansar de la lectura a mi apetencia para introducirme en el visionado compulsivo de alguna serie. Decidí, tras leer la novela de Llucia Ramis Laloux, continuar la mía y, a ser posible, acabarla de una puta vez. Porque es demasiada casualidad. Después de destrozarme el occipucio tratando de entender a Wilberg, comencé de nuevo el visionado de Galáctica Estrella de Combate, que refleja mil teorías teológicas y filosóficas que yo desconozco. También hay batallitas, y eso mola mil. Starbuck ya no es el Fénix, interpretado por Dirk Benedict en la serie original del 78 (El día que nací yo, que diría la folclórica), del flamante Equipo A, sino Katee Sackoff, quien ya me enamoró en la algo poco menos recomendable White Noise 2.

Por partes:

a) El libro al que me refiero y por el que no mostré interés alguno jamás de los jamases no es otro que Soldados de Salamina. Javier Cercas lo borda, tanto que me sume en una intriga tan sólo comparable a la depresión que sufro al tratar de asemejarme. Tampoco es mi estilo. Me lo leeré, pero después, que le den. Espero que no me suceda como me ocurrió tras leer Siddharta, que estuve a esto (y cuando digo “esto” mis dedos pulgar e índice se hallan coqueteando entre sí) de convertirme al budismo. De hecho me leí mil referencias por aquellos entonces, pero acabé rindiéndome al voley-playa ante la mirada de púberes doncellas en topless. Señoritas que, dicho sea de paso, jamás nos hacían ni puto caso.

b) Llucia Ramis Laloux, para mí la gran sorpresa, sin más. 2 veces me he leído la primera edición de su primera novela, titulada Coses que et passen a Barcelona quan tens 30 anys. Que nadie se deje llevar ni por el título, quizás demasiado sesgado, ni mucho menos por esa portada tan hortera. ¡Horterísima! Sin embargo luego la ves a ella y se la antoja deliciosa desde cualquier punto de vista. Quizás me apasiona porque lo escribió con 30 años, quizás porque recorre todos los lugares que he frecuentado en Barcelona, quizás por su prosa, a veces tan cruda como cruel, a veces tan suave como delicada. Ya realicé una crítica más amplia y acorde con mi barriobajerismo escribano en su momento y en su lugar, ambos adecuados. ¿Sublime? Teniendo en cuenta que lo narra un personaje femenino en primera persona atravesando un poliedro de personajes con sus respectivas circunstancias, que el hilo argumental que lo atraviesa es tan intrigante como oportunamente discontinuo y que, reconozcámoslo, soy un tanto misógino yo me atrevería a añadirle, al adjetivo sublime, la exclamación "¡¡¡uala!!!", con el triple de admiración.

c) Casualidad, porque ayer me regalaron otro libro (no entiendo a qué viene esa manía de regalarme libros, que me roba tiempo de escritura), titulado Las Nueve Revelaciones, de James Redfield, que se posa como el último estrato -el más elevado- de la columna de 8 libros (ocho) que se apoyan, a mi izquierda ahora mismo, sobre el monster pack de B:tVS. Éste tengo la obligación de leerlo en menos que canta en gallo, ni aunque sea sólo por la dedicatorio o, mejor dicho, por quién me lo dedica. Todo lo ocurrido, desde el libro Coses que et passen a Barcelona quan tens 30 anys, han sido coincidencias, de baja estafa, pero coincidencias, al fin y al cabo.

d) Galactica Battlestar me atrapó en los 80 y me mantiene en vilo ahora. Muchos de los personajes masculinos de entonces los interpretan mujeres y, si alguna vez la vieron, el capitán Apolo -Richard Hatch- de entonces es el Tom Zarek de ahora. Repito hasta la saciedad que no es una serie de batallitas intergalácticas, sino una serie repleta de contenidos y planteamientos lógicos, filosóficos y teológicos.

e) Recomiendo White Noise 2, porque por malo que sea el producto, cualquier papel que interprete el actor Nathan Fillion fue, es y será digno de mejorar cualquier bodrio que escoja o le sea asignado. La cumbre la alcanza en Firefly, la mejor serie de televisión que he visto en los últimos años. Sólo 15 capítulos, compuestos de un piloto inicial de 90 (¡noventa!) minutos de metraje y, puesto que la serie fue abortada en los EE.UU. tras la difusión del capítulo 13 por la FOX debido baja audiencia, 14 capítulos más. Más tarde se le reconoció la genialidad al guión de Joss Whedon (actual escritor los cómics de La Patrulla X, y creador de varias series de televisión, de las que no voy hablar hoy), en Europa, cómo no. De este modo pudo dirigir y escribir la más que sobria película Serenity, que no es más que el capítulo final de la serie. Whedon se carga a unos cuantos personajes protagonistas, como suele hacer en todas sus participaciones, de este modo deja claro que él la da por zanjada y no da opción a secuelas, tan sólo a, en contadas, spin offs.

Y nada más por hoy, me voy a ver un par de capitulechos de Galactica, me voy a ir a tomar un té verde no sé aún bien adónde y a que me den un poco por saquito las narraciones detalladísimas de Javier Cercas.

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