martes, 27 de mayo de 2008

Día IX (del quiasmo, del oxímoron y del chófer del 43)

Siempre que intento encontrar un momento para escribir lo que deseo no lo encuentro, sin embargo ciertas ideas útiles y ya olvidadas me suelen sobrevenir en ocasiones en las que el momento no existe.
Tras un simple quiasmo se encuentran realidades varias, tan llenas de oportunidad como de todo lo opuesto a ella. Ahora me sorprendo, bastante. Escribo utilizando un procesador bastardo al que no le admito sinónimo alguno. Sería como si dejara de escribirlo yo. Me acaba de subrayar la palabra quiasmo. Pues vaya mierda, ¿no la ha vuelto a subrayar? Lógico es, que si la ha subrayado una vez, la subraye una segunda, paranormal sería lo contrario, lógica incoherente. “Lógica incoherente”, se aproxima al oxímoron y...¡Bingo! La ha vuelto a subrayar. Las palabras inextricable y garlopa, sin embargo, sí las recoge. Mi moleskine no andaba errada.

¿A qué cojones viene este ejercicio de escritura tan vacío? No se trata de un desafío a la tecnología, ni a las posibilidades que ofrece, qué va; soy el primero en tragarme las zarandajas de la wikipedia de cabo a rabo. Tampoco es, como interrogué al inicio del párrafo, un ejercicio tan vacuo. Me explico, he comprado tiempo, tanto que debo aprovecharlo. El tiempo no se compra con dinero, sino con truculentos negocios efímeros, pese a lo cual te otorgan un recorrido libre durante, digamos, unos dos meses. El precio ha sido elevado, pero creo que al final merecerá la pena.

Quizás con este ejercicio (que confieso que no es tal) me sumerjo lejos de lo que ahora no me apetece escuchar, si desenmaraño mis pensamientos más ruines, ni tengo por qué preocuparme de la voz que escucho de fondo, que me atosiga, que me fustiga el oído derecho. El izquierdo se orienta al ventanal de mi habitación, que encuentra en una sinfonía de motores un remanso de paz que, a poco que me concentre ... mierda, no lo consigo, acaban de venir a darme las buenas noches y me han reiterado, por sexta vez hoy:

- He hablado con X -me dice la voz, no aclararé de quién.
-Ya lo he escuchado, desde aquí y con la puerta cerrada – con escucharla me ha bastado, así que no le he mirado a los ojos. Ni siquiera a la cara, sólo he tratado agudizar mi oído izquierdo.
- Dice que lo peor que pueden hacer los insomnes es leer o ver películas o escribir o ... - el autobús de la línea 43 efectúa su último recorrido. El chófer deberá efectuar su última parada de hoy en apenas una media hora, cuando tope con el final de Les Corts. Siempre me ha parecido triste tener que ir a dejar el autobús vacío a cocheras, en el Prat creo. Por mil motivos que ahora no vienen al caso.
- X es ats – profiero, no tiene ni puta idea; además, se hincha a benzos cada noche, terminará histérica.
- Ayer te dejaste encendido el ordenador y esto parecía una feria.
- Era la música de créditos de Galáctica.
- Me da igual lo que sea, se escucha desde el otro lado.
- Relaja.
- A nosotros nos despertó.
- Perdón -repito, por sexta vez-. Trataré de desconectar al primer síntoma de sueño. Así podré escuchar bien vuestros ronquidos.
- Tienes celda en el corazón – siempre se socorre con la misma frase.

Silbo.
- De todos modos, quiero que recuerdes de que nos molesta.
- Recuerdes que nos -recalco al pronunciar- molesta, odio los dequeísmos.

Los odio cuando proceden de su parte, muy injustamente. Y la única forma que tengo de liberar mi corazón es ésta. Porque el resto del tiempo que he comprado, si no lo lleno, acabará consiguiendo que me sienta como un chófer de la 43 abandonando las cocheras.

1 comentario:

Francisca dijo...

Me gustan las aceitunas y me gusta tu blog. Quiero ver más, voy a pasar más seguido, salud!